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Inarheen
Imagen de Inarheen
Información del personaje
Servidor Los Errantes
Género Femenino
Raza No-muerta
Edad 270 al morir
Clase Alma en Pena
Alineamiento Caótico
Ocupación Alma en Pena de la Plaga
Lugar de nacimiento Tranquillien, Quel'Thalas
Residencia Ciudad de la Muerte
Afiliación La Plaga
Estado Fallecida

Trasfondo:[]

Inarheen Il’anam nació en Tranquillien muchos siglos antes de la apertura del Portal Oscuro. Dotada de un gran don para la magia se formó como magíster en Lunargenta y residió varias décadas en Dalaran donde completó sus estudios y profundizó aún más en los misterios de lo arcano. Durante la Segunda Guerra ayudó en la defensa de los bosques de Quel’Thalas y en la Tercera murió durante el Azote de los no-muertos conducidos por el Príncipe Arthas.

Consciente de su potencial, Inarheen fue alzada como banshee al servicio de la Plaga. Su espíritu fue sometido a indecibles tormentos que las trastornaron, encadenándola a una interminable agonía. Con deseos de expandir lo que ella misma estaba sufriendo, se entregó a la Baronesa Anastari de Stratholme quien la mantuvo en su cohorte de almas en pena.

Durante varios años permaneció allí aterrorizando y asesinando a placer a intrépidos aventureros y enloqueciendo a cruzados de toda raza y pelaje susurrándoles palabras de dolor. Cuando la ciudad en constantes llamas fue tomada por la Cruzada Argenta Inarheen regresó a los bosques muertos de las Tierras Fantasma, donde había vivido cuando tenía un cuerpo vivo, escapando de la purga de la Luz Sagrada. Allí contempló a los residuos del Azote deambulando sin amo por la marchita foresta. Decidida a causar el lamento, los reunió bajo su mando como si fuesen sus propios hijos de la oscuridad. Los condujo a la Ciudad de la Muerte, donde comenzaron a reactivarse en silencio, mientras que los elfos de sangre luchaban contra los trols o en continentes extraños.

No obstante, aquellos vivos entrometidos acabarían con sus sueños de revivir la Plaga en las Marcas del Sur durante la Batalla de la Ciudad de la Muerte. En una de las interminables noches de su incesante pesar un cuerno de batalla sonó a las afueras de la que consideraba su ciudad. Furiosa por la intromisión envió a sus hijos a que pusieran fin a la osadía de los atacantes. Ella, que había causado tanto sufrimiento, no pudo soportar la visión de ver a sus pobres niños, a los que había reunido cuando estaban perdidos, caer contra los malditos vivos. Jamás había sentido esa rabia en el interior, tan sólo cuando la arrancaron de su bello cuerpo físico mucho tiempo atrás. Sin embargo, su cólera no era suficiente.

Sentía a cada ataque el fuego de la luz sagrada, ese que tanto detestaba, quemar su forma fantasmal. No lo entendía, estaba empleando sus mejores maldiciones, los más temibles conjuros. Pero eran demasiados. Finalmente, una oleada de calor la recorrió cuando un elfo de cabellos rubios la atravesó con una lanza. Tras tanto tiempo, el tormento, el dolor, el llanto se apagó en ella, dejando tan sólo una calma que había olvidado…

Apariencia:[]

En vida era una mujer elfa bellísima, de cabello negro como la noche, su piel era blanca como la porcelana y sus ojos azules como zafiros. No obstante, nada de esto quedó cuando fue transformada en banshee por las fuerzas del Azote. Su espíritu translúcido resultó ser  una broma macabra, pervirtiendo su hermosura de ensueño en un terror espectral. Durante sus apariciones se mostraba como una dama élfica ataviada con un radiante vestido blanco. No obstante, su rostro era el reflejo de la angustia y el dolor que sufría, mostrando unos ojos vacíos y negros adornados por un rictus retorcido en sus labios. Su antigua melena no era más que una telaraña fantasmal que se movía en el aire como un buitre buscando carroña.

Carácter:[]

A causa del tormento que fue sometida, había perdido toda mesura de la que gozó en vida. Histérica y demencial, Inarheen encontraba el placer en el sufrimiento y dolor ajeno, por el cual lograba olvidar momentáneamente el suyo propio. Cuando regresó de Stratholme a las Tierras Fantasma sintió un amor maternal sobredimensionado por los cadáveres andantes que quedaban como testimonio de la Plaga en enclaves perdidos de los marchitos bosques del sur de Quel'Thalas. A esas ánimas perdidas las reunión y congregó en su nuevo hogar, la Ciudad de la Muerte.

Allí pasaba las horas consolándoles y cantándoles antiguas canciones tristes que aprendió mientras vivía.Cada vez que uno era destruido por algún soldado elfo de sangre, Inarheen entraba en una espiral de llanto y de histeria que la llevaba a salir fuera de su guarida para vengar a su "pequeño", que no se detenía hasta eliminar al culpable de una forma monstruosa.

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