Eberth Deschain
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Información del personaje | |
Apodo | Padre, Callahan |
Raza | Humano |
Edad | 49 años |
Clase | Sacerdote/Paladín |
Alineamiento | Legal Bueno |
Ocupación | Segundo al mando en la Brigada de Tiramar de La Hidra. |
Lugar de nacimiento | Villa Dorestes, cerca de Ciudad Capital en Lordaeron. |
Residencia | Ciudad de Tiramar, La Hidra / Ventormenta |
Afiliación | La Alianza |
Antigua afiliación | La Mano de Plata |
Trasfondo:[]
Historia[]
// En proceso
Apariencia:[]
Un hombre alto, de complexión atlética y musculosa. Pese a que las canas poblan su corto cabello y las arrugas empiezan a hacerse muy patentes en su rostro, Eberth no parece encontrarse en mala forma. Viste con comodidad tanto sus ropas de ciudad como pesadas armaduras, como si los años lo hubieran acostumbrado a ella. No suele ir con ropas caras o armaduras vistosas, sino que parece perferir la comodidad y lo práctico, pese que en algunas ocasiones sus obligaciones lo lleven a mostrar los colores de la Iglesia de forma un tanto mas ostentosa.
Sus ojos son de un color azul muy claro, lo que le confiere un cierto aspecto amenazador que desmiente con una sonrisa bonachona y amable y un aspecto tranquilo y manso que tiende a quebrarse a menudo. Su rostro y su cuerpo reflejan tanto el paso de los años como el de las batallas vividas, pues no pocas cicatrices recorren su piel. Una de ellas es especialmente visible, pues recorre su hombro izquierdo en vertical hasta la mitad del pecho, y suele sufrir de molestias en ese brazo durante los cambios de tiempo o al final de la jornada.
Fe:[]
La relación de Eberth con su propia fe solo puede describirse como convulsa y difícil. Firme seguidor de las virtudes, adalid de la fe durante su juventud, su fe se vio truncada en un momento en que tanto su lealtad como su cordura fueron puestas a prueba.
Como paladín caído renunció a la Mano de Plata y a sus obligaciones para con la Iglesia y el Reino de Lordaeron, convirtiéndose en un fugitivo. Durante mucho tiempo se apartó de su camino, entregándose por completo al cinismo. No fue hasta tiempo después que, con la ayuda de Sir Edmund y Roldán Vargas, consiguió sobreponerse y volver a Ventormenta donde se sometió al juicio de la Inquisición.
Despojado de rango y títulos volvió a ponerse en manos de la Iglesia, que durante años ha reconducido como puede a este hijo reencontrado.
Es por todo esto que Eberth no es un sacerdote al uso, y pese a que su fe es firme -pues renegar de algo tan claro como la Luz solo podría ser el acto de un loco - los dogmas y las virtudes que transmite no siempre cumplen con el estándar de la Fe. Pese a todo sigue tratando de reconducirse, siempre buscando el consejo y el apoyo de sus allegados.
El propio Eberth ha encontrado un nuevo propósito en la Hidra, tratando de minimizar el daño sobre los Pigmeos y convertir la Isla en un lugar de culto, siempre con la mirada puesta en Jesabela Rocarena y en lograr un beneficio mayor allí.
Psicología:[]
// en proceso
Cronología:[]
-16: Nace en el quinto hijo de Lord Beler Deschain y Arianne Lenz en Villa Dorestes, Lordaeron.
-4: Fallece su hermano mayor Cutbert en un accidente a caballo. Su madre entra en una prolongada apatía, falleciendo a finales de ese mismo año.
0: Eberth entra a formar parte del ejército tras los rumores de una guerra en ciernes. Nunca llega a entrar en combate en esta guerra por intervención de su padre. Sus disputas hacen que dejen de hablarse durante un largo tiempo.
2: Pasa a formar parte del ejército de Lordaeron como soldado regular.
5: Es ascendido a Cabo, pasando a formar parte de la unidad dirigida por Abel Agreste, quien se encargaría de formarlo en los asuntos de la Fe.
6: Se une a la campaña de la Segunda Guerra. Es ascendido a Sargento tras el recuento de bajas y el reconocimiento de méritos.
8: Recibe una herida casi mortal en batalla, siendo salvado solo gracias a la intervención de la Luz. Durante su convalecencia conoce a Leanna, con la que se casaría un año después en una ceremonia sencilla.
9: Fallecen Leanna y su hijo al dar a luz. Eberth pasa a ingresar en la Mano de Plata como recluta gracias a la intervención de Agreste.
13: Le es concedido el rango de Caballero de la Mano de Plata.
20: Participa en la matanza de Stratholme, siguiendo a su joven príncipe en la purificación de la ciudad. Tras participar de la masacre y incapaz de procesar los sucesos huye en dirección al este, donde termina refugiándose entre una milicia en las zonas colindantes a Villa Darrow. Durante este período y en años posteriores, Eberth seria incapaz de invocar la Luz a voluntad. Su fe y su fortaleza mental se resienten.
22: Durante una de las expediciones por la zona encuentran un artefacto del Culto. Eberth es tentado por el vacío, consiguiendo desprenderse de él solo gracias a la ayuda de Sir Edmund y Roldán.
23: Fallece Roldán, lider de los milicianos. Junto con Sir Edmund, Thorlief y Elodía viaja al sur. Se separa de ellos a la altura de Villa del Lago, desde donde viaja a Ventormenta. Se entrega allí a la Iglesia, confesando sus crímenes y faltas.
24: Tras pasar unos meses en las celdas es finalmente llevado a Juicio. Se le considera culpable de doble deserción e impiedad. Es despojado de todos sus títulos y honores. Pasa los siguientes dos años en penitencia de silencio.
26: Es destinado como ayudante del sacerdote de Villadorada, donde apenas le otorgan tareas superiores a las de un monaguillo. Sigue siendo incapaz de utilizar la Luz de nuevo.
27: Consigue alcanzar cierta paz, sintiendo de nuevo la Luz tras conocerse la muerte del Rey Traidor. Se siente en parte liberado de su carga.
29: Retoma su formación militar en el Baluarte del este, donde ayuda a la brigada en varias campañas. Es ascendido de nuevo a soldado de primera. Forja ciertos vínculos con el IV:7.
30: Ejerce como sacerdote de batalla en varias campañas militares.
31: Se une a la conquista de la Hidra bajo el mando de Jesabela Rocarena. Es designado allí por la iglesia como uno de los párrocos de la Isla, en un intento de apartarlo de nuevo de la vida pública.
33: Toma de nuevo las armas, consagrándose como el protector de la Gobernadora a pesar de las críticas de sus superiores.