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Bálder Stynen
Imagen de Bálder Stynen
Información del personaje
Servidor Los Errantes
Género Varón
Raza Humano
Edad 25
Clase Paladín
Alineamiento Caótico neutral
Lugar de nacimiento Alterac
Afiliación La Alianza
Estado Vivo

Trasfondo[]

Bálder nació en Alterac, en una familia de herreros que más tarde acabó dedicándose a lo que era necesario, hacer remiendos en las ropas para poder aprovecharlas durante el frío. Después de haber ahorrado una parte de dinero, él, sus padres y su hermana se mudaron a Villa del lago, muriendo la pequeña durante el viaje por una desconocida enfermedad. Antes de que llegara la 3ª Guerra y por puros motivos económicos, su familia se mudó a Theramore para poder dedicarse a la herrería de nuevo.

Pasaron cinco años, donde él aprendió a luchar gracias al buen éxito que tuvo el negocio familiar y al empleo de las mismas armas que sus familiares hacían, además de un afán de superación y perfeccionismo que le hacía mejorar cada vez más y entrenar con más ímpetu en cada momento. Entonces ya practicaba para convertirse en un guardia de Theramore, y creyendo en la Luz Sagrada. Fue entonces cuando conoció a Marla Louis, una hermosa joven nacida en Theramore e hija de un alto cargo de la guardia, la cual llevó a Bálder por mal camino, haciéndole abandonar algunos entrenamientos y de perder parte de sus compromisos. Después de unos meses, Marla y sus amigas salieron a dar un paseo, cuando unos contrabandistas del sur las secuestraron y, sin ser muy cuidadosos, permitieron que el joven viera tal acto, tomando una espada que había hecho su familia con el nombre de ‘Relámpago’. Los siguió con una ira cegada y un amor incontrolable que no le permitía pensar con claridad. Después de lanzarse contra los captores de su querida, un fuerte golpe lo dejó inconsciente.

Días después, despertó en un campamento de Marjal Revolcafango, atado de manos y pies, cansado y con bastante hambre. Desconociendo todas las razones, hizo todos lo que le pidieron, hasta que poco a poco consiguió racionalizarse de lo que estaba pasando.

Pasaron los días cuando llegó a ver a Marla, que se acercó a él y le prometió que huirían juntos. Pasaron largas semanas sin verla, y sufrió hambre y decaídas de moral, pero sufriendo en silencio. Fue en esos momentos cuando decidió hacerse el tatuaje con el símbolo de la Luz Sagrada en el omóplato izquierdo. Así se mentalizó de que saldría de ahí.

Cierto día logró ver a Marla a lo lejos, pero ella había cambiado; lucía ostentosas joyas y vestía elegantemente, mientras dialogaba entre risas con los esclavistas. Bálder gritó a lo lejos, llamando la atención de los hombres, que fueron a por él y lo colocaron frente a la mujer, que iba acompañada del jefe. Ella se mantuvo al margen. Hubo un fuerte desafío de miradas entre Marla y él, mientras a Bálder recibía latigazos mientras le llamaban insolente e inútil.

La ira se apoderó de él, al igual que el sentimiento de haber sido engañado. Se levantó mientras iban a por él para apresarlo de nuevo y comenzó un combate difícil de ganar. Primero le dio un puñetazo a uno de los del látigo, tumbándolo y, cuando ya se le acercaba el siguiente, lo evadió y cargó contra él por la espalda, derribándolo también. El barullo alentó a más vigilantes, que cargaron contra Bálder, el cual temblaba como un animal, dándose cuenta de la pérdida de potencial y de la falta de alimento. Se arrodilló mientras empezaron a darle una paliza poco justificada, dejándole fuertes cardenales por todo el cuerpo. Sin embargo, se salvó de algo peor por la influencia de Marla, que pidió que lo llevaran a otro lado.

Fue un viaje complicado que acabó en naufragio, donde pocos murieron, pero sí que desaparecieron muchos. Bálder se encontró en una llanura medio desértica, con altas temperaturas. Al rato de haber caminado algunos kilómetros, se dio cuenta de que había acabado en los Páramos de Poniente y fue pidiendo algo para poder llenar el estómago y una buena sombra para poder refugiarse del sol. La actitud de la gente fue buena, recibiéndolo con las manos abiertas y le ofrecieron un lugar y comida a cambio de trabajo. En ese momento sintió la bondad de la gente, y vio que querían  luchar por libertades.

Después de unos meses viajó a Ventormenta. Al principio fue complicado, pues no sabía por dónde empezar pero, subiendo a los carros de la gente que iba a otras partes, llegó a una villa.

Fue a la casi vacía posada, y se encontró con que una de las camareras estaba siendo amenazada por dos jóvenes. Bálder se aproximó para pedirles que la dejaran y sufrió una paliza, pero al menos consiguió salvarla. La chica se lo agradeció y ambos se embarcaron en una relación. Sin embargo, el joven insistía continuamente para ir a la ciudad, pero la mujer se negaba. Él le prometió que estaría junto a ella, y ésta acabó aceptando finalmente.

Vivieron de alquiler gracias al trabajo duro que Bálder hacía. Cierto día llegó de trabajar y se encontró a su pareja con su hermano en la cama. A sorpresa de él, había estado manteniendo a su cuñado, y este retozaba con su propia hermana. Ahí perdió todo al haber entrado en una leve depresión. No se veía capaz de trabajar y sólo quería volver a Theramore.

Tras haber malgastado el tiempo, sin esperanza y sin ánimos, dio con unos matones de pueblo que estaban intentando estafar a un vendedor ambulante. Bálder había quedado algo fondón y había perdido facultades. Se enfrentó y acabó recibiendo una impactante paliza, pero al menos consiguió que salvar al vendedor. Para sorpresa, éste le llevó a Ventormenta en su carro y le dio un poco de dinero para tener la vida más fácil.

A principios de estar en la ciudad, intentó labrarse un futuro en el ejército de la Alianza, pero no lo aceptaron porque parecía un mendigo y porque provenía de las conflictivas zonas de Poniente. Siendo cesado en esta rama, intentó dedicarse a la herrería, pero tampoco fue aceptado. Puede que el hecho de haberse acostumbrado a mantener la misma ropa y lavarse poco hubiera influido en las decisiones de los señores, ya que no cuidaba su aspecto exterior.

Viendo los pocos medios que había para poner en pie su resurgimiento, fue al camino fácil e intentó pedir limosna en la catedral de la Luz, pero ni siquiera así quisieron ayudarle, aun diciendo que era para volver a casa. Abatido y avergonzado, tuvo que seguir un camino menos honrado: robar comida.

A las semanas, tuvo la suerte de que se buscaban marineros para ir a Theramore, y pudo embarcarse. Al llegar, primero buscó su antigua casa para poder reencontrarse con sus padres, y la encontró horas después, pero sólo eran ruinas. A continuación, fue al registro de la ciudad para preguntar qué había pasado con sus familiares, a lo que fue respondido con que éstos habían muerto a manos de saqueadores, pues la guardia no quería buscar a su hijo. Bálder, enfadado por verse solo en el mundo y en parte conmovido por la acción de sus padres, recordó a la persona que fue la causante de todo.

A lo largo de las semanas ocupó un asiento en la posada de Theramore, gastando todo el dinero que había traído consigo y acabando tan borracho que acababa durmiendo junto a los animales, ahogando así sus penas. Hasta que cierto día, mientras se disponía a volver a su alcohólica rutina, vio una escena de abuso de unos guardias a una joven plebeya poseedora de unas prominentes curvas y, siendo más pobre que Bálder en esos momentos, acabó siendo arrastrada al cuartel mientras los uniformados reían y disfrutaban. El gesto del joven cambió y, preocupado, esperó horas y horas con jarra en mano a que la mujer saliese. Al rato de haber perdido la atención, recordó el tatuaje del omóplato y se dio cuenta que tenía que hacer algo con su vida.

Pasados los meses, Bálder ya se encontraba en mejor forma. E incluso entrenaba diariamente para poder convertirse en guardia de Theramore. Al tiempo de estar inmerso en los entrenamientos básicos, asistió  también a misas de la Luz Sagrada, ya que eso conseguía cubrir su esperanza y su falta de compañía, además de frecuentar la compañía de señoras de oficio.

(A terminar) 

Apariencia[]

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Bálder muestra una apariencia juvenil, aunque parece que ya ha terminado con su proceso de

crecimiento y su casi metro ochenta (179) parece ser la altura que vaya a tener siempre. Se acompaña, además, de una constitución mesomórfica, aunque ésta no está muy tabajada y, a pesar de tener el físico desarrollado por el entrenamiento, sigue faltándole algo, pudiendo casi llegar a participar en los pesos ligeros, si hablásemos de boxeo, sin embargo, la falta de entrenamiento y el abandono, podría ocasionar un aumento de peso, debido a la herencia biológica. 

Fijándose en el rostro, también mantiene el aspecto joven, aunque tiene pequeñas cicatrices (casi imperceptibles). Suele llevar, además, la barba de varios días y no se la afeita con asiduidad. En cuanto a la tonalidad, pueden llegar a verse zonas más morenas por el contacto por el sol, pero se llega a ver que su tono natural es uno muy pálido, que resalta su azulada mirada, enmarcada en los ojos, que no son muy grandes ni expresivos. Todos estos gestos, se coronan con una melena dorada que

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sí que mantiene recortada con un largo normal, sin llegar a cubrir las orejas pero sí a tener una gran base de pelo. 

Respecto a la apariencia física, camina levemente erguido y viste armaduras básicas y desg astadas, aunque se diferencian de su espada, cubierta en una vaina de cuero, que sí que tienen buena calidad.  Su voz es suave y algo ronca.

Carácter[]

Bálder es una persona desconfiada de base, lo que le hace ser precavido y, a la vez, muy astuto. Le cuesta crear una relación con una persona y, por lo tanto, hablar de una manera abierta, aunque que se dé el caso no es una cosa extraña. También puede parecer que se fija en los gestos de las otras personas, y que la timidez forma parte de él para no ocultar tan fácilmente sus propios sentimientos. 

Aunque así pueda parecer una persona de moral distraída, tiene una bondad innata, aunque el fin justifica los medios y prefiere hacer una cosa a su manera. 

Familiares[]

Carla Magnen - Madre (fallecida)

Louis Jaurés - Padre (fallecido)

Sue Jaurés - Hermana (fallecida)