Ike Alardent

Ikarion Alardent
Información del personaje
Raza	Semielfo.
Edad	No llega a la treintena.
Alineamiento	Caótico-Bueno.
Ocupación	Aventurero.
Lugar de nacimiento	Desconocido. Se deduce que cerca de Lordaeron.
Residencia	Donde el viento lo lleve.
Afiliación	Él mismo.
Estado	Vivo.

Trasfondo

“No persigas tus sueños, llévalos de la correa” - Ike Alardent.

Azúcar, especias y muchas cosas bonitas fueron los ingredientes escogidos para crear a Ikarion Alardent. Nacido de la unión entre un mestizo quel'dorei y una quel'dorei Ike nació en los Bosques de Ciudad Capital, en Lordaeron, entre los años cuatro y seis después del Portal Oscuro.

Sus padres, ambos magos aventureros pertenecientes a una antigua Orden de eruditos e historiadores que viajaba por Azeroth en busca de reliquias arcanas y esotéricas educaron a su hijo en la Magia a corta edad. Ike creció despreocupado, con el destino en sus manos y sabiéndose designado a la Ciudadela Violeta desde la prontísima edad de seis años, mas sin embargo su padre se negó a llevarlo a Dalaran argumentándose en que su hijo debía vivir y morir libre y no sentenciado a leer en clases.

Tras la muerte de su padre en Tierras del Interior por una aún desconocida enfermedad, su afectada madre decidió marcharse a la Ciudadela Violeta y ofreció a Ike un lugar en la Academia de Magia. Ikarion decidió negarse, pues ya cerca de la mayoría de edad ligó su destino al de las odiseas, los mitos y la aventura.

Definitivamente su historia recién empezaba. Lejos del Reino de Lordaeron y del Azote que en ese entonces acaecía, Ike empezó a moverse y a explorar todo el continente oriental de Azeroth descubriendo cada ciudad, villa y pueblo y empapándose de su lengua y cultura. No es extraño que su dominio de idiomas sea tan sublime, siendo tan fluido en thalassiano y en común como ducho en enánico o incluso gnomo. Tan solo es cuestión de tiempo que aprenda el resto.

Lejos de asentarse en ningún lugar Ike jamás sentó cabeza, dedicándose al hedonismo y al misticismo que tan bien rodea Azeroth. Su afición por la historia y su necesidad de descubrir todos los misterios del mundo, herencia de sus padres, han hecho de Ike alguien abierto de mente y conocedor de todo aquello que muchos desconocen.

Alejado de todo conflicto de facción, Ike se ha codeado con orcos y humanos por igual y no ha tenido ninguna molestia en alejarse de los estúpidos frentes de guerra formados a lo largo de los años.

Ya sea en bibliotecas o en trabajo de campo, Ike reúne fuerzas cada día para cumplir la promesa de deshacer los entresijos de Azeroth que bien decidido le hizo a sus padres: terminar el trabajo que ellos empezaron, pero sin prisa y disfrutando de cada uno de sus pasos, entreteniéndose y retrasándose más de lo que le gustaría admitir.

Apariencia

A primera vista confundirías a Ike con un humano cualquiera; más esbelto y estilizado que la mayoría, sí, pero sin rasgos élficos delatores más allá de unas orejas alargadas y un rostro de lejano abolengo élfico. Su cabello, de un color rojizo apagado, es largo y sedoso y llega hasta los hombros, aunque rara vez se ve suelto pues Ike suele asegurarse de recogérselo antes de cualquier actividad.

Es cuando tiene el cabello recogido cuando mejor se ven sus orejas, no tan alargadas como las de sus congéneres, pero igual de elegantes. Una de ellas, la izquierda, se encuentra ornamentada con dos aros de plata.

Las cejas son rectas, no muy pobladas e incluso algo difuminadas en el extremo. Descansan sobre unos ojos grandes y grises con una mirada divertida, desvergonzada y hasta astuta de los cuales el izquierdo exhibe una herida que lo cruza, por suerte sin atravesar el glóbulo. La nariz es estrecha y fina, con el tabique recto y la punta redondeada.

La boca, pequeña y poco carnosa, suele dibujar una deleitosa sonrisa sagaz acompañada de dos hoyuelos. La mandíbula, y la barbilla por consecuencia, son de un cariz afilado y pillo, que junto al resto de facciones y a la sonrisa dotan a Ike de cierta picaresca.

En general su rostro es de facciones suaves y matizadas, de clara belleza fruto no solo de la genética sino también del buen tratamiento y cuidados de los que seguro hace uso.

El cuerpo de Ikarion se yergue espigado, esbelto y estilizado. Si bien no destaca como alguien fuerte sí que presenta una complexión ágil y unos músculos ligeramente definidos y trabajados. Sus hombros son anchos, así como su espalda, cosa que contrasta enormemente con su cuerpo de extremidades delgadas y alargadas.

Bajo su vistosa y agradable armadura -o camisa- se podría encontrar un cuerpo con vello, no demasiado, de un color castaño rojizo.

No son pocas las cicatrices y heridas que trae Ike consigo, siendo algunas de estas un corte en la carótida derecha, una herida que atraviesa el pezón izquierdo e incluso una mordedura huargen en el costado derecho. Pese a esta mordedura nadie nunca ha visto a Ike en forma huargen.

Carácter

Ikarion es el mayor exponente de un espíritu aventurero; sagaz, divertido, despreocupado e intrépido. Aún siendo alguien amable y curioso, también es una persona extremadamente individualista y orgullosa. Rara vez da su brazo a torcer en discusiones y siempre intenta sacar tajada de cada una de sus acciones. No obstante siempre intenta devolver los favores que recibe y no le gusta estar en deuda con la gente.

Siendo experto en huir de conflictos sociales y extremadamente precavido con las promesas que hace a la gente, Ike detesta el drama y prefiere, por encima de todo, dedicarle una sonrisa hasta a la persona más mezquina de Azeroth. Su miedo al compromiso y su independencia casi innata hacen de Ike alguien esquivo, sin demasiados amigos de verdad y tan volátil como agradable en compañía, pues no se sabe cuándo puede ser la última vez que lo verás.

Es un espíritu libre que no parece tener ataduras en este mundo terrenal y ha viajado aquí y allá, experimentando con toda clase de paisajes, individuos y situaciones.

Allegados

Arlo Alardent: Padre - Muerto

Delana Sonsolar: Madre - Viva

Azrael Ben-Mezd: Primo - Vivo

Lorahn Ben-Mezd: Prima - Viva

Mayreen Iverson: Amiga - Viva