Torvald Harford
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Información del personaje | |
Servidor | Los Errantes |
Apodo | "TH" de los Siete Mares, El Eterno Mercenario |
Título | Rey del Saqueo |
Género | Masculino |
Raza | Gilneano |
Edad | 36 años |
Clase | Pícaro |
Alineamiento | Neutral Caótico |
Ocupación | Mercenario |
Lugar de nacimiento | Reino de Gilneas |
Residencia | Ventormenta |
Afiliación | La Alianza, Cártel Bonvapor |
Estado | Vivo |
Oriundo de la pobre Gilneas rural, los comienzos de Torvald fueron los que se esperan de un cambuyonero de los bajos fondos; cazando ratas, robando a los pobres, y participando en eventos y negocios de dudosa legalidad. A pesar de las raíces nobiliarias que mantiene su familia, la rama de la que procede es obrera y fue desheredada generaciones atrás, manteniendo el apellido pero no el estatus. Ausente de una figura paternal, se dió desde muy joven a vicios que impedían cualquier intento de escapar de la complicada situación familiar.
Escapó, al margen de la ley, del aislamieto de la muralla de Cringris poco antes del cierre de puertos decretado por la monarquía gilneana a una joven edad, en busca de un destino, por lo menos, no tan rancio. Dejó atrás a su familia enferma y en la miseria, no sin antes violar a su hermana menor, muestra de la crueldad y depravación del joven Torvald. De esta enfermiza relación surgiría mas tarde su hijo bastardo, Maxwell.
El primer destino de Torvald fue el Puerto de Menethil, a través del cual comenzó a moverse por el mundo libre, trabajando como mercenario y cazarrecompensas para quienes mejor pagasen, teniendo en ocasiones que apuñalar por la espalda a quienes se antojaban sus aliados. Esto le condenó a una vida de sospecha, exilio, persecución y traición, en la cual vagaba errante por los Reinos del Este sin lujo alguno y siempre alerta. Su único compañero en todas estas famélicas travesías fue su amigo de la infancia con el cual escapó de Gilneas, Richard Donelly, también conocido como "El Caña", un hijo de pescadores, el cual perecería mas tarde a manos de orcos Roca Negra.
No conoció la Ciudad de Ventormenta hasta pasada la Caída del Rey Exánime, pues la mayoría de los crímenes por los cuales habían puesto precio a su cabeza tardaron mucho en expirar, ser olvidados, transcribir, anularse o saldarse con un cabeza de turco. La situación en el sur por aquel entonces era cruda, la guerra en Rasganorte había empobrecido al reino sureño, el caos se cernía sobre un mundo amenazado por su fin y el número de desertores en las filas del ejército aumentaba, cambiando la espada y el escudo por las togas del Martillo Crepuscular.
Esta cataclísmica y desesperada sucesión de hechos propició el ingreso de Torvald en la Manada Media Luna, una conocida y numerosa hermandad de refugiados gilneanos que por aquel entonces convivía y operaba en Ventormenta. Gracias a ello y tras un breve servicio obligatorio en la campaña de la Isla de Fenris bajo la estrecha vigilancia de la lideresa licántropa, Torvald obtuvo el estatus de miembro de la Alianza de pleno derecho.
Debido a la autonomía que se vió forzado a adquirir por supervivencia desde bien pequeño, desarrolló una independencia notable, consiguiendo entrenar a lo largo de sus tortuosas aventuras muchas veces sin rumbo ni garantías, y madurando una personalidad individualista y manipuladora. El fin justificaba toda clase de medios para sobrevivir, primaba la necesidad sobre cualquier tipo de derecho humano o principio moral. Sin embargo, a pesar de ser una persona tan ampliamente tóxica, tiene una refinada labia que le ha permitido entablar amistad con seres tan distintos a él como la paladina argenta Melian Albor, el sargento retirado Trinel Tarran o el druida de la zarpa Baird Stanford.
El final de su etapa en la lupina organización estaba más que cantado, pues habían servido a su único propósito por aquel entonces. Dando esa etapa por finalizada, abrió paso a una nueva fundando a la Compañía Harford. Junto y gracias a sus mercenarios, recorrió mundo cumpliendo contratos y embarcándose en épicas misiones, labrándose así los mayores éxitos de su vida y llegando a codearse con nobles, paladines, elfos y magos. Algo a lo que de haberse quedado en Gilneas seguramente nunca hubiera optado, y que considerando sus años en el exilio, es todo un triunfo.
Se le recuerda a él, a sus mercenarios y a su compañía por sus valiosas aportaciones en ciertas campañas militares de prestigio, como por ejemplo en la Guerra de las Dos Hordas, la Campaña de Lordaeron, la Defensa del Portal Oscuro o, más recientemente, la Campaña de las Islas Abruptas - con una escisión interna incluida - o la Operación Sangremundo en Silithus. A pesar de algunos periodos de inactividad, o bajones de reputación por mal comportamiento, siempre fueron la referencia en cuanto a espadas a sueldo se refería.
Se encuentra oficialmente casado, afirmando mantener a su esposa segura en los Mares del Sur. Guarda una gran afición por la pesca, la crianza de caballos, y la elaboración de tabaco o bebidas alcohólicas. Lee con dificultad, cuenta muy lento y mal, y escribe con una letra tan horrible que hasta un agente del IV:7 podría pasar como un mensaje codificado.
Tras obtener la deseada patente de corso del Almirantazgo de Kul Tiras y la firma de la Alianza, colgó inesperadamente las espadas, embarcándose en toda una aventura por los Mares del Sur con la excusa de exiliarse definitivamente. ¿Habrá sido el fin de esta legendaria historia?